La enfermedad de Alzheimer es un viaje personal, y la experiencia de cada persona es diferente. Pero todos los enfermos de Alzheimer comparten una cosa: agregados de placa beta-amiloide tóxica en sus cerebros. Sin embargo, esta característica común de la enfermedad sigue desconcertando a los investigadores, en parte porque no todas las personas que desarrollan placas de beta-amiloide desarrollan la enfermedad de Alzheimer. Estas placas son un signo revelador y el objetivo de varios fármacos contra el Alzheimer en fase de desarrollo, junto con Aduhelm, recientemente aprobado por la FDA. Pero los investigadores también intentan resolver el misterio de por qué se encuentran en el cerebro de individuos que nunca desarrollan Alzheimer.

En un estudio publicado en JAMA Neurology en 2018, los investigadores evaluaron cuántos individuos mayores cognitivamente sanos tenían la placa tóxica en sus cerebros. De 1.671 personas cognitivamente sanas con edades comprendidas entre los 80 y los 89 años, alrededor del 43 por ciento dieron «amiloide positivo».

Aunque las placas pueden preceder al deterioro cognitivo, muchas de las personas del estudio con placas amiloides no desarrollaron deterioro cognitivo ni enfermedad de Alzheimer. Sin embargo, estos adultos cognitivamente sanos con positividad amiloide, según el estudio, tenían el doble de probabilidades de desarrollar una forma de deterioro cognitivo leve.

Pero los científicos siguen perplejos sobre la función de estas proteínas beta-amiloides y su papel en el deterioro cognitivo.

¿Está relacionado el beta amiloide con el deterioro cognitivo?

Uno de los misterios modernos de la neurociencia y la medicina es esta relación entre el beta-amiloide y la enfermedad de Alzheimer. Dado que algunos individuos sanos con placas de beta-amiloide no desarrollan Alzheimer, los científicos se han preguntado si está relacionado con el deterioro cognitivo. Si los científicos consiguen llegar al fondo de este fenómeno inexplicable, podrán responder por fin a la pregunta que llevan haciéndose desde hace un siglo: ¿Cuál es la causa subyacente de la enfermedad de Alzheimer? ¿Es beta-amiloide? ¿O se trata de otra cosa?

Hasta hace muy poco, la mayoría de los fármacos contra el Alzheimer fracasaban en los ensayos clínicos porque no mejoraban los síntomas cognitivos, aunque eliminaban estas placas. El fármaco antiamiloide Aduhelm recibió recientemente la aprobación, pero los ensayos clínicos mostraron resultados dispares en cuanto a su capacidad para ralentizar el deterioro cognitivo.

Sin embargo, el fármaco antiamiloide de Eisai, Lecanemab, está devolviendo cierto optimismo al planteamiento. Lecanemab solicitó recientemente la aprobación acelerada tras demostrar que su tratamiento reducía las placas amiloides y ralentizaba el deterioro cognitivo en los ensayos de fase 2. El fármaco antiamiloide de Eli Lilly, Donanemab, ha mostrado resultados similares.

Otros investigadores mostraron vínculos convincentes entre el beta-amiloide y otros factores de riesgo de la enfermedad de Alzheimer y la demencia. Un estudio de adultos cognitivamente sanos descubrió que incluso una noche de privación de sueño provocaba un aumento de las placas beta-amiloides en el cerebro.

Otros estudios hallaron fuertes vínculos entre las placas de beta-amiloide y la infección, sugiriendo en cambio que el beta-amiloide podría formar parte de la respuesta inmunitaria del cerebro. Una señal de que algo en el cerebro, o su respuesta a la infección, ha ido mal.

Por desgracia, las pruebas acumuladas hasta ahora no ofrecen una respuesta definitiva sencilla. El beta-amiloide podría estar implicado o incluso causar deterioro cognitivo en la enfermedad de Alzheimer, pero también podría ser simplemente un marcador de algo más que va mal en el cerebro. Algunos teorizan que incluso puede formar parte de la respuesta del organismo para combatir la enfermedad.

Un diagnóstico precoz podría responder a la pregunta

Cuando se diagnostica el Alzheimer, pueden haber transcurrido entre 10 y 20 años desde la aparición de los primeros cambios patológicos en el cerebro. Dado que es difícil y caro medir el beta-amiloide, los científicos buscan otros biomarcadores en la sangre y el cerebro (mediante la medición de la actividad eléctrica cerebral). Esto puede facilitar la detección de otros importantes factores de riesgo de la enfermedad, antes de que aparezcan los síntomas.

Cuando se diagnostica a una persona, puede ser demasiado tarde para detener los efectos secundarios de las placas beta-amiloides. Así, con un diagnóstico precoz, podría ser más fácil desarrollar mejores tratamientos para el Alzheimer e identificar los biomarcadores más estrechamente vinculados al deterioro cognitivo.

Para saber cómo participar en un estudio de investigación clínica sobre la enfermedad de Alzheimer, llame ahora a Charter Research al 352-775-1000 (The Villages) o al 407-337-1000 (Orlando).