Actividades como la lectura o el aprendizaje de algo nuevo no sólo estimulan el intelecto, sino también el cerebro físico, estimulando a las neuronas a reconectarse, reforzando las vías existentes y construyendo otras nuevas. Este proceso -la neuroplasticidad- puede ayudar a prevenir el deterioro cognitivo y la demencia.

A diferencia de muchas otras partes del cuerpo, el cerebro cambia con el tiempo, reorganizando sus conexiones en respuesta a nuestras experiencias. Cuando realizamos actividades intelectualmente estimulantes, como leer o jugar a determinados juegos, el cerebro físico también se estimula, incitando a las neuronas a actuar para reforzar las vías existentes o construir otras nuevas. Este potente mecanismo -denominado neuroplasticidad- permite al cerebro desarrollar nuevas vías tras una lesión cerebral, por ejemplo, restaurando el lenguaje o el movimiento tras un ictus.

Piense en una gran ciudad en la que los edificios están conectados por carreteras y otras infraestructuras de transporte. Todos los días toma el mismo camino para ir al trabajo, pero ¿qué ocurre si su coche se avería o hay una carretera cortada? Usted responde tomando otro medio de transporte, u otra ruta, para llegar al destino. En el cerebro, las neuronas responden a estas circunstancias imprevistas redirigiendo sus conexiones para que la información de una parte del cerebro pueda seguir viajando a donde tiene que ir.

Pero la neuroplasticidad es algo más que superar obstáculos: también implica reforzar vías importantes y mejorar distintas capacidades cognitivas. Ahora, los científicos están estudiando más de cerca este proceso, explorando cómo podría explicar por qué actividades como la lectura mejoran la memoria, reducen el riesgo de demencia y ralentizan el deterioro cognitivo.

Estimular el cerebro, frenar el deterioro cognitivo

Un estudio de 2020 publicado en JAMA Neurology descubrió que el enriquecimiento cognitivo a una edad temprana -como la escuela y programas educativos adicionales- reducía la probabilidad de deterioro cognitivo o Alzheimer más adelante en la vida. Iniciar actividades de enriquecimiento a una edad temprana también puede aumentar la reserva cognitiva del cerebro, lo que ayuda a amortiguar el daño cerebral y la patología de enfermedades en etapas posteriores de la vida.

Otro estudio descubrió una relación sustancial entre la alfabetización y la salud cerebral: Las personas que no sabían leer tenían tres veces más probabilidades de desarrollar demencia. El Dr. Miguel Arce, investigador científico del Colegio de Médicos y Cirujanos Vagelos de la Universidad de Columbia, que trabajó en el estudio, destacó la importancia de estos resultados a la luz de las disparidades raciales en la educación.

«Específicamente, estábamos analizando el analfabetismo y viendo cómo se relaciona con el riesgo de demencia, así como los cambios en la cognición a lo largo del tiempo», dijo Arce a Being Patient. «Decidimos centrarnos en eso, ya que hay bastantes estudios que demuestran que los años de educación pueden ser protectores y reducir el riesgo de demencia. Pero no estaba claro si el mero hecho de adquirir la capacidad de leer y escribir podría aportar algún tipo de beneficio».

Incluso realizar actividades enriquecedoras más tarde en la vida resulta beneficioso: Leer todos los días en la vejez se asoció a una reducción del 30 por ciento en el deterioro de la memoria a lo largo de cinco años. Además de promover la salud cognitiva, la lectura también fomenta la empatía y alivia considerablemente el estrés.

Potenciar la plasticidad con videojuegos

Mientras que los beneficios de la educación y la lectura están bien establecidos, muchas empresas promueven los videojuegos para mejorar la salud cerebral. Mientras que actividades como la lectura implican a muchas áreas diferentes del cerebro, algunos juegos especializados de entrenamiento cerebral no producen efectos generalizables en el resto del cerebro. Jugar con regularidad te asegurará puntuaciones más altas en los juegos cerebrales, pero no mejorará significativamente tu capacidad para hacer cualquier otra cosa.

Curiosamente, los videojuegos que no están explícitamente diseñados para mejorar la salud cerebral -como Super Mario Brothers o Half Life- pueden tener un efecto positivo por la misma razón que la lectura. Estos videojuegos pueden mejorar la salud mental, reducir la ansiedad y la depresión y fomentar la capacidad para resolver problemas. Esto proporciona mucho enriquecimiento y oportunidades para que el cerebro se fortalezca y establezca nuevas conexiones. Sin embargo, se necesitan más investigaciones para comprender cómo estos juegos reconfiguran el cerebro.

Las actividades intelectualmente enriquecedoras -ya sean de aprendizaje, lectura o videojuegos- ayudan al cerebro a crear nuevas conexiones y a reforzar las antiguas a través de la neuroplasticidad. Estas conexiones pueden ayudar a amortiguar el deterioro cognitivo y la pérdida de memoria al proporcionar al cerebro rutas alternativas para trasladar la información de una parte del cerebro a la siguiente.

Para informarse sobre los ensayos clínicos de nuevos medicamentos destinados a modificar la patología de la enfermedad de Alzheimer, llame a Charter Research al 407-337-1000 (Orlando) o al 352-775-1000 (The Villages).